En Florencia vivían Anselmo y Lotario, dos amigos. El primero se casó con una hermosa doncella; Camila. Anselmo, curioso impertinente, sentía la necesidad de saber si su esposa era tan buena y sincera como aparentaba, así que pidió al tercero en discordia, Lotario, que la intentara seducir. En un principio, Camila rechaza con indignación los cortejos del amigo de su marido, con lo que así Anselmo queda muy satisfecho. Igualmente decide que Lotario insista. Final y soprendentemente, éstos se convierten en amantes, manteniendo a Anselmo todavía del todo engañado. Una situación imprevista hace que se descubra la verdad; Camila huye de casa, y Anselmo muere de dolor, en el momento en que escribe su muerte.
Sin duda estos episodios sirven de moraleja en la novela del Quijote, la cual servía en la época en la que fue escrita, sí, pero también ahora. Está claro que por ser un curioso impertinente las cosas se complicaron, tal y como cuenta Cervantes o Cide Hamete Benengeli, y provocaron un desastroso desenlace.
Moraleja: mejor no inventarse ni buscarse problemas
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